Por qué Mi gran noche es mejor que Mi gran noche

Por qué Mi gran noche es mejor que Mi gran noche

Por qué Mi gran noche es mejor que Mi gran noche

Ahora que se estrena Mi gran noche, la película de Álex De la Iglesia, protagonizada por Raphael, llega el momento de reivindicar Mi gran noche, la canción original de Adamo en la que se basó la canción de Raphael. Que es mucho mejor. Ya ves. Como te lo digo, prima.

Vaya por delante que yo soy raphaelista con la fe inquebrantable de los conversos. Tanto lo odié cuando era adolescente y pensaba que era un cantante muy de mi madre, que cuando empezó a gustarme se convirtió en amor absoluto e inquebrantable. Sí, no lo digo para hacerme el guay. Me flipa Raphael. Otro día os explico en detalle por qué deberíais amarlo vosotros, si no lo hacéis aún.

Pero. Cuando Raphael decidió hacer una versión del éxito de Adamo Mi gran noche cambió la letra. No en plan: vamos a poner “difícil” en vez de “complicado” como hace tu jefe. No, la cambió por completo. Y eso fue un error aún más grande que cambiar “complicado” por “difícil”. Hoy en Glup-glup analizamos las dos versiones y os decimos cuál es la mejor (bueno, ya os lo hemos dicho, pero os lo demostramos).

Empezamos con la de Raphael, que para eso es la más conocida. Dentro vídeo:

Qué terso estaba Raphael en esta película, madre. Qué esplendorosa sonrisa y qué bien me llevaba la chaqueta al hombro.

Pero vamos con la canción. Empieza con:

Hoy para mí, es un día especial: hoy saldré por la noche.

Yo oigo esto y pienso: Casado y con dos hijos. Mientras sus compañeros de oficina se van de farra, él se va a casa a poner una lavadora. Por eso salir por la noche para él se convierte en una ocasión única, especial.

Podré vivir lo que el mundo nos da, cuando el sol ya se esconde.

Alcohol y mujeres. Tal vez un peta.

Podré cantar, una dulce canción, a la luz de la luna.

Este acaba en el karaoke cantando éxitos de José Luis Perales.

Y acariciar y besar a mi amor, como no lo hice nunca.

Vale, aquí llegamos al cogollo, porque esto no tiene pinta de que se refiera a su mujer, que estará en casa con los niños. Ha conocido a una pilingui, o a lo mejor a una turgente compañera de trabajo, diez años menor que él, auxiliar administrativa, y se la va a tirar (perdón por mi francés).

¿Qué pasará, qué misterio habrá? Puede ser mi gran noche. Y al despertar, ya mi vida sabrá algo que no conoce.

No sabe qué va a pasar, que es lo bueno de la vida fuera del matrimonio, de la rutina. Puede que al despertar se encuentre que tiene un riñón de menos. Le pasó a un amigo mío. O que haya un tigre en su habitación de hotel en Las Vegas.

Yay, yay, yay, yay, yaylalalaralalay, yalalalaralayla.Yay, yay, yay, yay, yaylalalaralalay, yalalalaralayla.

Hay gente que se ha puesto a transcribir esta parte de la canción, sí.

Caminaré, abrazado a mi amor, por las calles sin rumbo. Descubriré que el amor es mejor

cuando todo está oscuro.

Cuando está oscuro, ¿eh? En definitiva: a follar, que chocan los planetas.

Y sin hablar, nuestros pasos se irán a buscar otra puerta.

En busca del hotel más cercano: ella al final también está casada; o a lo mejor vive con sus compañeras de piso, igualmente turgentes pero menos receptivas a las aproximaciones del hombre de la chaqueta.

Que se abrirá, como mi corazón, cuando ella se acerca.

Es una puerta de esas automáticas, con sensor infrarrojo.

Luego viene el estribillo y el yayayay y después sigue diciendo:

Será, será, esta noche ideal, que ya nunca se olvida, podré reír y soñar y bailar, disfrutando la vida, olvidaré la tristeza y el mal y las penas del mundo, y escucharé los violines cantar en la noche sin rumbo.

Madre mía qué pedo llevas para escuchar violines en la noche sin rumbo. Tira para casa, anda.

Estribillo de nuevo.

Es un poco el “Qué bien nos lo pasemos anoche, ¿eh? Qué bien”

Hasta aquí el análisis de esta bellísima canción que nos alegra los corazones. Raphael empieza muchos de sus conciertos con ella y hace muy bien. Levanta el ánimo. Viva Mi gran noche.

Pero por otra parte está la versión de Adamo: la versión original. Adamo es un señor que a pesar de su aspecto de franchute es italiano, al que sin duda conoceréis por éxitos como Mis manos en tu cintura, acaramelada canción donde las haya. Adamo vino a España y adaptó su propia canción, y lo hizo así:

¿Se parece Adamo un poco a Ibarretxe, o es cosa mía? Incluso en la forma de bailar se parece un poco al ex lehendakari, ¿no? Bueno, la primera diferencia, obvia, es que Adamo no sonríe como Raphael. Nadie lo hace. Ni juega con la chaqueta. Punto para Raphael. Pero la letra de su canción es mucho más interesante. No hace falta traducirla porque está clarísima, pero se puede comentar.

Cansado ya de aguantar a papá decidí emanciparme. Y lo hice así, una noche salí dispuesto a desahogarme.

Este no es un señor con hijos en busca de una cana al aire, sino un chaval que está harto de vivir con sus padres porque es mileurista. Y para consolarse se va a beber gintonics.

Al dancing fui con mi traje kaki de color verde Nilo. Mi noche fue, más que un trompo bailé y perdí casi un kilo.

Y así además te ahorras el gimnasio. Ahora, no se dice pero tienes que oler a choto con tanto sudor.

Bailé con chicas que estaban muy bien, que a uno le ponen mal. Pero ellas vieron que yo era también un tipo fenomenal.

Puede que este sea el mejor estribillo de la Historia, porque además de su poderoso ritmo contiene una verdad universal: ellas están buenas y te ponen fatal. Es que es así. ES ASÍ. Ya sólo esta frase es mejor que la versión de Raphael entera, si exceptuamos quizá la parte de yay yalalalá yalalalalá.

Como palomas a mi alrededor las vi revolotear. Aquella noche yo fui el cazador y el amo del palomar. Y sucedió que más de una cayó en su propia emboscada. El caso fue que las hipnoticé con sólo una mirada.

Aquí está presente el mito de Don Juan (es raro que esta canción no la haya cantado Julio Iglesias en vez de Raphael). Ellas estarán muy buenas, sí, pero no pueden hacer nada ante un HOMBRE que lleva un traje de color verde nilo.

Y qué iba a hacer, me dejaba querer y siguieran todo. Si bien después, con los aires de un juez, las miré de reojo.

Es lo que antes llamaban un castigador y ahora un fucker. Un Jean Paul Belmondo de la vida, un Fassbender de los sesenta. Vamos con el estribillo y nos venimos arriba:

Bailé con chicas que estaban muy bien, que uno le ponen mal. Pero ellas vieron que yo era también un tipo fenomenal.

¡La vida nos sonríe! Y de pronto… EL DRAMA:

Ya son las tres, estoy solo en el bar, camarero, otro whisky. Haga el favor, quiero continuar aunque yo no estoy triste. Quiero otra vez el poder fabricar los más bellos ensueños.

Puedo pagar, un obrero yo soy. Otra copa y me marcho...

Ay Dios mío. No me digáis que no se os encoge el corazón al oír esto. Estábamos en plena fiesta y de repente resulta que estamos borrachos, solos en el bar, suplicando por otra copa, tratando de convencer al camarero de que nos deje seguir bebiendo con argumentos absurdos. Tratando de fabricar bellos ensueños… ¡O sea que no es un castigador! ¡Igual es el mismo padre de familia que en la canción de Raphael, pero en modo Patetismo Premium! Que no ha conseguido ni tirarse a la de turgente de Administración y está ahí matándose a whiskies. ¿Está recordando su glorioso pasado? ¿O se lo ha inventado todo? Con menos se han echado cien episodios de Perdidos.

Y vuelve el estribillo a ritmo lento y hay que tener pelos en el corazón para que algo no se te desgarre por dentro cuando Adamo canta, medio llorando:

Bailé con chicas que estaban muy bien, que a uno le ponen mal. Pero ellas vieron que yo era también un tipo fenomenal. Bailé con chicas que estaban muy bien, que uno le ponen mal. Pero ellas vieron que yo era también un tipo fenomenal. Bailé con chicas que estaban muy bien, que uno le ponen mal.

Buf. Qué mal cuerpo te deja la canción, ¿no? Qué resaca. Como si hubieras estado bebiendo toda la noche. Ha puesto triste hasta a Raphael:

Pues ESO ES EL ARTE, amigos. Que una historia de ficción logre tocarte la fibra y hacer que te identifiques con ella y que te dé pena un señor con esas cejas y esa chaqueta cerrada. Por eso Mi gran noche de Adamo es superior a Mi gran noche de Raphael. No hay más preguntas, señoría.

Y ahora, mientras preparo el artículo sobre por qué El gato está triste y azul es la mejor canción de la Historia, os dejo con Raphael y Adamo cantando a dúo Mi gran noche… la versión de Raphael.

Enviar por WhatsApp

Este artículo lo ha escrito...

Chiqui Palomares

Chiqui Palomares (Madrid, 1974) es creativo publicitario y escritor. Odia hablar de sí mismo en tercera persona. Le gusta el pollo asao, Bar Refaeli y esa chica con la que se cruza por la calle. A... Saber más...